Pepe-Hillo, en su tauromaquia, de 1976, define así la suerte de recorte: “
Llamarse así la que hace el diestro cuando cita al toro a distancia proporcionada, y saliendo en
frente de su cabeza, forma con él una especie de semicírculo, a cuyo remate se reúne con el toro en
un mismo centro, donde le da un quiebro de cuerpo, saliendo cada cual con distinto viaje.
Esta suerte se hace de dos modos, o con el cuerpo solo o con una capa terciada por debajo del
brazo; o recibiendo al toro con la misma capa suelta por detrás, al tiempo del quiebro, haciéndole
una gallada”.
Paquiro considera: “se llama recorte a toda aquella suerte en que el diestro
se junta con el toro en un mismo centro, y cuando humilla le da un quiebro de cuerpo, con el cual
libra la cabezada, y sale con diferente viaje”.
“Confitero, negro, listón, salpicao; salió abanto, tomando un refilonazo y
sufriendo larga serie de recortes”, JOSÉ CECILIA SÁNCHEZ, Sangre y arena (1913)
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua lo define como regate para
evitar la cogida del toro.
“Es todo aquel que tiende a restarle pujanza al cornúpeto, quitándole paras y
quebrantando” (Camisero)
“Art. 56. Están prohibidos los recortes y también el colear a los toros…”
(Reglamento de Jaén, p. 16)
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