“…la pena que sentirá el ganadero que no tiene buenos sementales viendo morir,
quizá oscuramente, a un toro de bandera”, LUIS FERNANDEZ SALCEDO, El Ruedo (1950)
En 1912, don Graciliano y don Argimiro adquierieron, a don Eduardo Miura, dos
sementales elegidos en tienta, que inmediatamente, en tiempo oportuno, echaron a las vacas (José
Sánchez Gómez: Los toros de mi tierra).
El toro que se designa a padrear (Cossío)
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua lo define como "animal macho
que se destina a padrear".
Los sementales serán proporcionados a las hembras. Es decir, que no debe
olvidarse el que ambos sean bueno mozos, pues si la vaca es pequeña, fácilmente sufrirá las
consecuencias de su desigualdad con el macho en la monta (Bellsolá, pp. 90-1)
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