Summary:
Aunque las causas de estos procesos pueden ser diversas, en la ctualidad se considera que la
laminitis se produce como consecuencia de una isquemia transitoria asociada a coagulopatía, que
causa degeneración y necrosis de la unión entre las láminas córnea y sensible. Estas lesiones
vacsulares dan lugar a un proceso inicial isquémico, sin embargo, la sangre arterial rápidamente se
deriva a las venas a través de las abundantes anatomosis podales, especialmente en la banda
coronaria; el resultado es un estancamiento de la sangre con evidente congestión y tromboembolismo
de los lechos capilares, con un gran dolor. Por todo ello si el problema continúa, se produce
necrosis tisular, comienza la rotación de la tercera falange, y se considera un proceso
irreversible.
La presión sanguínea aumentada dentro de la pezuña (presión intraungueal) y el reducido flujo
sanguíneo asociado, unidos a la lesión endotelial producen una salida de líquidos así como uná
auténtica trombosis; lo cual es una característica típica de la laminitis. Estos trombos tienden a
alinearse como unas finas capas dentro de las paredes vasculares (trombos intramurales), provocando
un auténtico bloqueo vascular que conlleva la necrosis e incluso la aparición de tejido de
granulación.
Las lesiones vasculares podrían iniciarse por una influencia tóxica en las paredes capilares, a
nivel de las células endoteliales, dando como resultado final un insufieciente aporte de
oxígeno y nutrientes a las células productoras de queratina, lo cual a su vez daría lugar a la
síntesis de un citoesqueleto alterado y por tanto una queratinización defectuosa.
En los casos crónicos, se considera que el proceso hipóxico crónico, unido a la falta de aporte
de aminoácidos azufrados (esenciales para la síntesis de queratina), hacen que se formen túbulos
córneos defectuosos con retardo de la queratinización. El proceso necrótico conlleva que lleguen a
separarse las laminillas y la capa córnea, con desprensimiento de la pezuña. Así mismo parece ser
que la presión de apoyo del animal y la constante tensión de los ligamentos flexores contribuyen a
la rotación de la tercera falange. En los casos más agudos el hueso puede llegar a perforar la
planta, sin embargo en las formas de evolución más lenta, la planta se va deformando haciéndose más
convexa y engrosada; este fenómeno, unido a la formación defectuosa de tubos córneos, hace que las
pezuñas crezcan en forma de mocasín o "zapatilla presa" con evidente elevaciön de la zona
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