Los avances genéticos realizados en la vaca permitirán una mejor compresión de
la evolución de los mamíferos, mejoras rápidas tanto en la calidad de la leche como de la carne y
facilitará la compresión de lagunas enfermedades humanas.
Del 91% del genoma descifrado de un Bos taurus doméstico muestra que comparte un
80% de los genes con el ser humano. No sólo eso, sino que además la organización de los cromosomas
de nuestra especie es bastante más parecida a la de un bovino que a la de una rata o un ratón. Esto
resulta ser un dato de gran relevancia dado que puede tener importantes implicaciones en la
investigación médica.
El trabajo ha sido realizado, durante los últimos seis años, por un consorcio
internacional de 300 científicos de 25 países y publicado posteriormente en la revista Science.
Entre los científicos implicados se encuentran algunos de la Universidad Pompeu Fabra de Cataluña y
otros de la compañía norteamericana Monsanto, ésta última especialista en transgénicos.
De los resultados obtenidos en este trabajo se demuestra que con el tiempo se ha
ido alterando la organización del genoma del ganado, de manera que se ha transformado su
reproducción, su sistema inmunológico, su digestión e incluso su producción de leche.
Para este trabajo, los científicos estudiaron 497 ejemplares distintos,
procedentes de 19 áreas geográficas y razas entremezcladas, encontrando más de 37.470 diferencias
en el ADN. Esto sirvió para comprobar que la evolución de este animal fue bastante diferente a la
del ser humano.
Los datos básicos sobre la estructura genética de esta especie, proporcionados
por las comparaciones con los genomas humano, del perro, del ratón, de la rata o del ornitorrinco
incluidos en el mapa genético, permitirán ayudar al desarrollo de estrategias de tratamiento y
prevención de algunas enfermedades, como puede ser la de las vacas locas, además de permitir
mejorar la productividad de un animal del que se alimenta prácticamente toda la humanidad.
Jerry Taylor, unos de los participantes en el Consorcio, procedente de la
Universidad de Missouri, señaló que podríamos mejorar si se pudiese comprender la relación entre
los genes y el producto final. Añadió también que el mapa genético de la diversidad de razas
explica la historia científica de cómo la domesticación de las vacas y otros rumiantes divergió de
un ancestro común. Una reflexión a tener en cuenta de cara a continuar avanzando en este tema.
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