Junta de Castilla y León ITACyL
Centro Etnográfico del Toro de Lidia
El Encaste de Miura Print page
Index    LAS VACAS DEL ENCASTE DE MIURA   
Content List
  • LA MORFOLOGÍA DE LOS VACUNOS DEL ENCASTE DE MIURA
  • LOS PELAJES DE LOS VACUNOS DEL ENCASTE DE MIURA
  • LAS VACAS DEL ENCASTE DE MIURA
  • EL COMPORTAMIENTO DEL ENCASTE DE MIURA

  • Las hembras de la ganadería de Miura se corresponden con un prototipo morfológico muy poco habitual entre los actuales vacunos de lidia. Sus rasgos las acercan en buena medida a los prototipos antiguos de la raza y les confieren un aspecto casi vestigial.
    Al igual que ocurre con los machos del encaste, las vacas miureñas ofrecen al observador multitud de peculiaridades morfológicas, aunque no resultan tan llamativas como en el caso de aquellos.

    Quizá, el aspecto más curioso por inesperado sea el del tamaño corporal, que cualquiera se imagina proporcionalmente tan grande como el que lucen los toros y que sin embargo no se corresponde en razón directa. De hecho, las vacas de Miura son de talla grande en relación con el conjunto de la raza, pero tienen un tamaño semejante al de las hembras de las líneas ganaderas que alcanzan más desarrollo corporal e incluso pueden verse superadas en algún caso, como ocurre con las procedentes del encaste de Atanasio Fernández.

    En conjunto las vacas de Miura resultan finas y vivaces. Su cabeza es alargada, de perfil subcóncavo y con los ojos de tamaño grande y mirada agresiva. El morro es ancho y reluciente. Las encornaduras alcanzan buen grado de desarrollo y. al igual que ocurre en el caso de los machos, son gruesas en su base, aunque no tanto como las de aquellos. Son variadas en cuanto a la dirección que siguen, predominando las comianchas y corniabiertas, la mayoría de ellas con la característica inserción trasera y en una posición muy alta de la cabeza.

    El cuello es largo y flexible, pero mucho menos corpulento que el de los machos y la papada alcanza un grado de desarrollo discreto. La línea dorso-lumbar es recta o ligeramente combada, la caja torácica amplia en longitud y anchura, y la grupa bastante angulosa.

    La línea ventral no es tan recogida como la que presentan los toros, por lo que tienen menos aspecto galgueño que los machos. Además las extremidades son finas y más bien largas, dotándolas de una considerable alzada. La cola es igualmente fina, larga y el borlón provisto de numerosas cerdas largas y onduladas.

    Las ubres tienen aspecto globoso y un tamaño medio para el conjunto de la raza, siendo en general buenas criadoras.
    La piel es muy fina mientras que los pelajes presentes en la vacada y los accidentales que les acompañan son los mismos que se dan en los machos, igualmente variados y representativos del mosaico multicolor que caracteriza a la raza de lidia.

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